mercredi 29 juin 2011

*

totally unexpected
came from behind
a strong grip on mi hip
a virile pull towards him
hot breath on my neck
i know what´s to come
and i love it.

samedi 11 juin 2011

jeudi 9 juin 2011

*


my man leaves
far far away from me
oh the things i do!

fun for me
fun for you
screw me
and i´ll screw you

feel my tits
if you may
eat a cookie
eat a big dick everyday

soft porn

soft touch from his fingertips
skin arises in acute expectation
sighs turn to extreme respiration
and need explodes in fruitful ejaculation

dimanche 5 juin 2011

Fuego & Vino


La puerta se abrió estrepitosamente, pero eso no fue problema, ella estuvo esperando ese golpe de desde hace rato. Él no ha tenido un buen día así que la tarea ahora es lograr todo lo contrario durante la noche.

Su cabeza estaba a mil, los ensayos y el trabajo lo tenían cansado, no había tenido tiempo si quiera de escuchar un buen disco o de comer con tranquilidad desde hace varios días. Tenía todo reprimido dentro del cuerpo, necesitaba un desfogue urgente.

Ella, todo lo contrario a él, había estado esperándolo en un estado tranquilidad y relajación como de leona esperando la llegada de su rey. Ni siquiera se movió al escuchar la puerta, estaba tan bien ahí, echada sobre esa alfombra peluda que tan bien acariciaba su piel, que ni la anticipación acumulada la hizo moverse.

Él entró de frente a la cocina, estaba tan concentrado en sus problemas que ni se dio cuenta que todas las luces de la casa estaban apagadas, excepto una, la de la chimenea. Algo dentro de él tuvo un buen presentimiento…

Ella estaba ahí, escuchando un disco de jazz suave que se fundía con el crepitar de los maderos en el fuego, no se movía, no estaba apurada. Sabía que tenía toda la noche solo para él.

Él se acercó lentamente, sabía que lo estaban esperando. La vio allí echada sobre la alfombra, solo tenía puesto ese calzón que tanto le gustaba y un pequeño polo, tan suave y delgado, que dejaba ver sus pezones ávidos de sus labios.

Ella abrió los ojos y le sonrió, en ese momento él se olvidó de todo lo que había pasado durante el día, nada tenía más importancia que estar ahí, ahora. Estiró su mano ofreciéndole una copa de vino y lo invitó a sentarse con ella.

Él la besó, un beso tan fuerte e intenso que la hizo temblar, le hizo perder el control por un momento. Sus besos eran así, ella sabía que nunca podría resistirse a él, nunca. Empezó a desvestirlo, a los pies del fuego la ropa estorbaba. Ella disfrutaba con cada prenda que le sacaba, era como abrir los regalos en navidad. La sensación de anticipación era deliciosa.

Ella quería complacerlo, quería hacerlo feliz, quería relajarlo. Se sentó en su espalda y empezó a masajearla con aceites. La sensación de su espalda fuerte y de sus vellos era exquisita, sentir su cuerpo bajo al suyo la excitaba. No podía evitar mover todo el cuerpo, ya no solo usaba sus manos, todo su cuerpo sentía una necesidad urgente de fundirse con el de él, era incontrolable.

Él estaba sometido a ella, se estaba aguantando las ganas de poseerla violentamente en ese momento. Sabía que si iba con paciencia todo iba a ser mejor. Se excitaba al sentir las manos resbalosas ir por todo su cuerpo, relajando cada centímetro de su piel, especialmente cuando pasaban por sus nalgas. Él sabía que ella amaba esa parte de su cuerpo. Necesitaba más vino. Cuando se sentó para servirse, la vio a la luz del fuego, se acerco a ella y rozó sus pezones. Sintió que algo dentro suyo perdía el control, le saco el polo y la echó. Le hecho vino encima y empezó a beber de ella. Nunca el vino supo mejor, sentir el sabor en sus pezones duros era muy excitante. Sentir como contoneaba las piernas a su toque lo volvía loco. Bebió el vino de cada centímetro de su cuerpo, besó sus piernas de principio a fin, la hizo temblar.

Ella estaba tan subida en éxtasis que quiso compartirlo, tomó su copa y derramó vino sobre el pecho de él, lo lamió y le mordió las tetillas con una voracidad increíble. Luego bajó hasta su miembro, que ya la estaba esperando. Echó un poco de vino sobre la punta y le escuchó un gemido de pura anticipación. Empezó a lamerlo lentamente, desde la base hasta la punta como si fuera un helado, mordisqueaba la punta y jugaba con su arete de la lengua. Nunca había probado tan buen vino.

Él empezó a moverse, el movimiento de sus caderas delataba su necesidad. Ella tomó una posición mas cómoda para permitirle, a él, libre movimiento. Él sostenía su cabeza y penetraba su boca con urgencia loca, profundamente y sin refrenarse, sabía que ella estaba lista para él. Ella tan solo lo miraba desde abajo, sus ojos decían mucho, ella lo quería todo y él se lo daría.

Ella manejaba sus manos de una manera exquisita, como si supiera donde era que él quería ser tocado. Una mano en su pecho, una posición que lo hacía sentir poderoso y la otra rozándole los testículos, apretando suavemente siguiendo el compas del movimiento de su cadera. El momento era perfecto, la sensación increíble y ahí se dejó llevar por las sensaciones y llegó al orgasmo en sus labios.

Él necesitaba probarla, sabía que el húmedo calor lo estaba esperando. Empezó a explorarla con sus dedos. La sensación de humedad era deliciosa, como acariciar seda y terciopelo. Empezó a penetrarla con sus dedos con mucha fuerza mientras besaba y mordía sus pezones. La escuchaba gemir y eso lo excitaba aun más. La volteó y empezó a morderle la espalda mientras seguía jugando con sus dedos, rozaba su clítoris y la sentía temblar. La tentaba, la volvía loca, él sabía el poder que tenia sobre ella. Con la emoción de las mordidas sus dedos se atrevieron a ir un poco más allá. La visión que tenia él era irresistible, su espalda suave y su trasero contoneándose, aprovechando su humedad empezó a introducir su dedo en ese suave trasero, sintió como se contrajo y luego se relajó invitándolo a entrar. Acercó sus labios y la probó, la devoró.

Ella ya no podía más lo necesita con una angustia animal, necesitaba sentirlo dentro y se lo hizo saber. Él sabía qué hacer, primero la penetro por delante, con fuerza, con urgencia, sabiendo que ella esperaba algo diferente y sabiendo que al hacerla esperar incrementaba su excitación a niveles increíbles. Ella gemía fuertemente con cada estocada suya, se sostenía de los glúteos de él para ayudarlo a penetrarla más profundamente. En un momento de éxtasis empezó a acariciar su ano y se dio cuenta que cada vez que lo tocaba el movimiento de sus caderas contra ella se hacían más fuertes, era buena señal. Suavemente empezó a introducir su dedo en él, sabía que lo estaba disfrutando pues sentía como poco a poco se iba relajando y permitía que su dedo entre más allá. Sus manos lo tenían, una en uno de sus glúteos clavándole las uñas como águila ávida de su presa y la otra mano explorándolo a profundidad. La sensación de poder la sumergía en el más grande y delicioso trance sensual de su vida. La fuerza con la que la penetraba era la mejor demostración de cuanto la deseaba, y eso la hacía sentir bien.

Él no podía ni hablar, las palabras las dejaron atrás hace mucho rato. Estaba tan excitado que no existía otra realidad más que ella. Su calor, su manera de tocarlo, su olor, lo sumergía en un trance del que no quería despertar nunca. De pronto sintió un impulso animal que se aproximaba, la tomo del pelo fuertemente y se acercó a sus oídos – Eres mía- le dijo – y la besó mientras la volteaba otra vez. Le mordía el cuello mientras le decía que era suya. Ella no decía nada, no tenía porqué, estaba completamente a su merced y él lo sabía. Él se puso detrás de ella, su boca detrás de su cuello para que ella pudiera sentir el calor de su respiración, eso hacía que se le erice la piel como a gata en celo.

Ella sintió como la penetraba por detrás, entraba lentamente sintiendo cada palpitar de su cuerpo. La sensación era fantástica, lo gemidos eran música. Él y ella sumergidos en sensaciones casi tántricas. Los gemidos aumentaban con la fuerza de cada penetración, los cuerpos intentaban volverse uno con una necesidad incalculable.

Ella estaba hecha para él y él para ella.

Él la poseía, la tenía, era suya, la marcaba con cada penetración. Ella estaba a punto de llegar a un orgasmo y le pidió que llegaran juntos. Él dejó de contenerse y empezó a darle con más fuerza y con más rapidez introduciendo poderosamente todo su ser en ella, ella gemía sumergida en placer. Cada impulso hacía que sea más difícil contenerse, y cuando ya no pudieron mas llegaron juntos a un orgasmo perfecto, los cuerpos estorbaban. La inercia hacia que se sigan moviendo el uno contra el otro pero ellos ya estaba completamente fuera de sí. Con las última fuerzas que tenían se besaron y cayeron rendidos al piso.

Él la tomó en sus brazos y le hizo sentir que ese era el lugar más seguro y perfecto del universo.

Ella se dejó ir en sus brazos mientras sentía como la acariciaba suavemente con esos dedos que la habían explorado tan deliciosamente.

Él se dejó ir con la sensación de su suave piel en los dedos y la imagen de su cuerpo desnudo frente al fuego.

tacit dominatriX

Una guitarra excitada. Una mujer eléctrica. Un solo de sexo.

'030' by The Good The Bad (UNCUT) from 030 on Vimeo.